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Miércoles, 08 de Mayo de 2013 12:31

Enrique Aranda analiza en el Foro Universitario Synthesis la Medicina actual y el desafio de la persona

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Enrique Aranda Enrique Aranda GC/FS

 La Medicina actual y el desarrollo de la persona ha sido el tema abordado en el marco del Foro Synthesis por Enrique Aranda Aguilar, profesor de la Facultad de Medicina de la UCO y jefe del Servicio de Oncolog�a M�dica del Hospital Reina Sof�a de C�rdoba. Coordinador e Investigador Principal de IMIBIC, desarrolla la l�nea de investigaci�n: �Terapia dirigida en C�ncer: Identificaci�n de mecanismos moleculares de resistencia para una selecci�n de pacientes y un uso racional de la terapia combinada�.  Autor de numerosos libros y cap�tulos de libros y art�culos cient�ficos. Tambi�n ha dirigido un gran n�mero de tesinas y tesis doctorales sobre la especialidad.

 Para Enrique Aranda, autor de numerosos libros y cap�tulos de libros y art�culos cient�ficos y que tambi�n ha dirigido un gran n�mero de tesinas y tesis doctorales sobre su especialidad, la medicina tiene como tarea principal servir al hombre, a su salud, "y aunque el contacto directo del m�dico es con la corporeidad, ning�n m�dico puede hacer caso omiso de la libertad/responsabilidad del individuo de la persona, del paciente en su totalidad, como tampoco del conjunto de la comunidad humana y del ambiente social".

En su intervenci�n puso de relieve c�mo la cultura dominante que nos envuelve hace que seamos queridos por aquello que tenemos o por la utilidad de lo que hacemos, pero dif�cilmente que se nos quiera por nosotros mismos.  En este contexto de relaci�n utilitarista Aranda estim� que se ha dejado de ver al paciente como persona, y lo que antes era una relaci�n personal entre el m�dico y el enfermo, hoy d�a est� mediada por la t�cnica, el progreso y  muchas veces por una sociedad que se hace garante de la salud y del bienestar no siempre en aras de lo mejor para la persona, que no siempre se corresponde con lo que le conviene en los diferentes momentos de su historia.

En su exposici�n Aranda consider� que el ejercicio de la medicina cl�nica, cuyo objeto-sujeto es la persona, no debe de dejar de tener presente la dignidad de la persona enferma y que la praxis m�dica es por naturaleza, un ejercicio moral. Esas fuerzas morales tienen que enfrentarse hoy d�a a la avalancha de la tecnolog�a m�dica que, mal empleada, no s�lo nos deshumaniza, sino que lesiona y destruye las ra�ces �ticas de esta profesi�n. "Ser m�dico, nos exige, junto al enfermo, prestigio profesional, cualificaci�n t�cnica, respeto a la dignidad humana y amor al pr�jimo. Al estar educados en una medicina que creemos �todopoderosa� no siempre sabemos qu� hacer con aquellos enfermos que no conseguimos curar y no siempre se encamina nuestro quehacer al bien", afirm�, a�adiendo  que la sociedad moderna enfatiza mucho la conveniencia, el confort y el evitar el dolor, as� como las pruebas inevitables de la vida entre las que se encuentran el dolor y el sufrimiento.

En este sentido  Aranda estim� que el enfermo en su �ltima enfermedad con demasiada frecuencia se siente desasistido o incluso desahuciado. El paciente se sorprende por una asistencia m�dica m�s preocupada por el buen funcionamiento de su cuerpo que por sus preocupaciones, s�ntomas y prioridades actuales. En este contexto "lo que humilla o hace sentirse digno a  un enfermo, no es la enfermedad, sino la actitud de los que le rodean y cuidan. Con un gesto, con el modo de mirar o tocar, con nuestra actitud reafirmamos al enfermo su identidad, le hacemos afirmarse en su propia dignidad o le confirmamos que ya no es m�s que un objeto desagradable y molesto". Citando a V. Krankl �El hombre no se destruye por sufrir; el hombre se destruye por sufrir sin ning�n sentido�  o como dice Nietzsche �cuando un hombre tiene un porqu� vivir soporta cualquier como� y por qu� morir��

Como conclusi�n estim� necesario empe�arse en una re-personalizaci�n de la medicina que nos lleve a una consideraci�n m�s unitaria del enfermo, favoreciendo una relaci�n con �l m�s humanizada, tal que no desgarre la uni�n entre su esfera psico-afectiva y su cuerpo enfermo. �Tenemos que poner en juego toda nuestra voluntad, todo nuestro acervo cultural y human�stico y todos nuestros conocimientos m�dicos y no m�dicos para curar, aliviar o consolar. Humanizar la obra del m�dico quiere decir reconocer la dignidad de la persona" finaliz�.

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